Definitivamente, ser padre puede ser muy abrumador, especialmente cuando uno no sabe si lo está haciendo bien o mal. No existe una rúbrica, un indicador claro o una forma precisa de evaluar el desempeño como padres. Cada niño es diferente y los profesionales (pediatras, obstetras, neonatólogos) dan distintas sugerencias. Además, los consejos de los abuelos, amigos y familiares, aunque bien intencionados, no siempre se alinean. Cada quien tiene su propia interpretación de qué hacer, qué estrategias utilizar, y qué herramientas poner en juego. Esto genera una presión constante, y más aún en los padres primerizos, que no estamos seguros si estamos dando lo mejor de nosotros o si estamos cometiendo errores. Es natural sentir esa incertidumbre.

En nuestra experiencia como padres primerizos, con un bebé de apenas seis días, los primeros tres días en casa han sido agotadores. En muchas ocasiones, no sabíamos qué hacer con la lactancia, los horarios, o cómo manejábamos las noches sin poder dormir. Vigilábamos al bebé constantemente por miedo a que se atragantara o se ahogara. Uno no sabe si está dándole la cantidad adecuada de leche, si es suficiente o si está dándole muy poca. Toda esa incertidumbre y acumulación de información es lo que realmente te cansa.

La falta de sueño es otra de las grandes dificultades. A veces llegamos tan cansados que todo parece más abrumador. El hecho de que, además de ser padres, tengamos otras responsabilidades, como el trabajo, hace que la carga se sienta aún más pesada. Y es que ser padre no es simplemente un "trabajo de tiempo completo", como muchos dicen. Ser padre es un estilo de vida, algo que afecta cada acción, cada decisión, cada minuto del día. No es un trabajo, es una parte integral de nuestra existencia.

Es vital entender que ser padres no se limita solo a las tareas relacionadas con el bebé. También necesitamos tiempo y espacio para nosotros mismos. No debemos enfocarnos únicamente en el bebé y olvidarnos de cuidar nuestra propia salud mental y bienestar. Por ejemplo, en nuestra experiencia, al principio nos costó mucho, así que nos apoyamos en la familia. Pedir ayuda a familiares cercanos fue una gran bendición. En uno de esos días, le pedimos a mi suegra que viniera a cuidar a Alejandro unas horas para que pudiéramos dormir un poco. La ayuda de la familia puede ser crucial para poder descansar y retomar fuerzas.

Si son dos padres, es importante repartir las tareas y estar atentos al bienestar del otro. La observación mutua y el apoyo reciproco hacen que todo sea más manejable. La paternidad es un peso gigante, especialmente al principio, y se vuelve aún más grande debido a la inexperiencia. Pero con el tiempo, y al permitirnos tener momentos de descanso, todo se hace un poco más sencillo.

A pesar de lo abrumador que puede ser, puedo decir con total honestidad que no cambiaría por nada estar donde estoy ahora. No regresaría al antes de tener a Alejandro. Aunque tener un bebé cambia tu vida, también te da una felicidad que no se puede comparar con nada. Es una alegría única, que no se experimenta con las mismas sensaciones que cuando viajas a un lugar soñado, o alcanzas metas profesionales. Es un tipo de felicidad que solo se entiende cuando tienes un hijo.

Por eso, es crucial no permitir que esa felicidad se convierta en un tormento. El foco no debe ser solo cuidar del bebé sin descanso. Es necesario tomar pequeños respiros, aprovechar los momentos de sueño del bebé o pedir ayuda a quienes nos rodean. Así, podremos mantener nuestra paz mental y equilibrio emocional, esenciales para criar un bebé feliz, pleno y saludable.

Para mantener nuestro bienestar mental, debemos tomarnos un tiempo para respirar, descansar y luego seguir adelante. Recordemos que sin bienestar mental, es imposible criar un bebé de manera plena. Así que, si estás pasando por lo mismo, recuerda darte esos espacios. Es tan importante como cualquier otra tarea de la paternidad.


Un consejo personal: En mi experiencia, buscar información sobre crianza es útil, pero es importante hacerlo con la mentalidad de aprender, no de confirmar lo que ya creemos. Cuando pregunto a especialistas o a otros padres, lo hago para obtener diferentes perspectivas, no solo para reforzar mi hipótesis inicial. Es fácil quedar atrapado en una sobrecarga de teorías y consejos, por lo que, en lugar de buscar solo una confirmación, es mejor estar abierto a diferentes puntos de vista para adaptarlos y encontrar lo que realmente funciona para nuestra familia.